Preguntas frecuentes entorno al programa

Tienen entre 8 y 12 años.

Las niñas y los niños saharauis tienen necesidades materiales, pero no afectivas. Todos y todas tienen ganas de volver a los campamentos de personas refugiadas puesto que allí han dejado a su madre, padre, hermanos, hermanas… No os preocupéis si empiezan a preguntar cuándo van a volver a los campamentos, es muy normal.

Están escolarizados desde los 3 años, son muy sociables y aunque se enfadan con facilidad se les pasa enseguida.

Las condiciones más importantes son tener tiempo y ganas para dedicarle al menor o a la menor, además de tener espacio para alojarle. Cualquier tipo de familia puede participar como familia de acogida, tanto personas solas como unidades de convivencia con o sin hijas e hijos.

Las familias de acogida deberán reunirse con la asociación o ayuntamiento que gestione el programa en su zona para recibir toda la información del programa y evaluar la idoneidad de su participación.

Los mismos gastos que un hijo o una hija. Por lo general los gastos del viaje y visado de la persona menor los cubren las instituciones vascas, pero hay diferentes formas de gestionarlo según el municipio.

El consejo más adecuado es tratar a la niña o niño saharaui como si fuera tu hijo o hija.

Su idioma es el hassania, y a partir de los 7 años empiezan a estudiar en las madrasas (colegios) el castellano. La primera vez que vienen aquí desconocen los idiomas que se hablan aquí. La elección del idioma lo hace cada familia. Tienen mucha facilidad para aprender idiomas nuevos.

Diccionario Hassania

Allí tienen costumbre de dormir toda la familia junta. Por lo tanto, es recomendable que el primer año duerma con alguien. Que lo haga con nuestros hijos e hijas es una buena opción. En el caso de que no los haya, recomendaríamos que el niño o la niña saharaui durmiera sola. Tiene que entender que aquí el padre y la madre duermen en otra habitación.

Si los primeros días empieza a llorar no te preocupes. Es normal que llore, sobre todo en su primer año. Aquí no conoce a nadie, no tiene a su familia y es la primera vez que se separa de ella. Además culturalmente somos muy diferentes y al principio se le hace muy dura la forma de vida de aquí.

Normalmente, no suelen tener ningún problema para comer de todo. Pero hay que tener en cuenta que la dieta de los campamentos está constituida por los alimentos básicos de las ayudas humanitarias (legumbres, pasta…).

Mientras estén aquí hay que ofrecerles una dieta equilibrada. Por lo general les gusta: macarrones, pollo, tortilla de patatas, fruta, legumbres… No tienen costumbre de comer la comida que cocinamos aquí, debemos enseñarles a comer de todo.

Hay que tener en cuenta que durante los primeros días no comen demasiado, porque en los campamentos suelen comer sólo un plato al día y su estómago es pequeño. En cuanto pasen unos días, se irán acostumbrando a las cantidades que les ofrecemos aquí y empezarán a comer mucho más.

Debemos respetar su religión. Las personas saharauis son musulmanas y no comen cerdo. Explicarle que hay diferentes tipos de carne y decirles que aquí no les vamos a ofrecer cerdo.

A la hora de merendar, aunque no coman cerdo, hay una amplia posibilidad para comer: chocolate, queso, pavo… y la fruta también les gusta mucho, sobre todo las naranjas, los plátanos, la sandía, el melón…

Debemos respetar su religión. Las personas saharauis son musulmanas y muchas rezan hasta 5 veces al día. Ofrecerle un sitio donde puedan rezar, sabrán cómo y cuándo lo tienen que hacer.

Sí, en cuanto lleguen tienen que pasar por el pediatra asignado desde Osakidetza. Para ello los responsables de la asociación o ayuntamiento os indicaran como coger la cita.

Cada niño o niña tendrá su tarjeta de Osakidetza y estarán dados de alta en ella.

Los pediatras conocen del protocolo de salud que tiene el programa (si lo necesitas solicítalo a los responsables de zona). 

Existe una plantilla para rellenar, que se tiene que entregar a los responsables de zona antes de terminar el verano, completada con el informe de especialistas y dentista.

En el protocolo se indica el calendario de vacunación y aquí no hay que dar ninguna vacuna.

Además hay que tener en cuanta que las familias acogedoras no tienen permiso para firmar a la hora de hacer pruebas que requieran autorización de los padres o tutores. Para estos casos hay un protocolo que seguir.

Las actividades que más les gustan son las relacionadas con el aire libre y el agua principalmente. No les gusta estar en sitios cerrados, allí están casi todo el día fuera de casa jugando. Es importante que tengan una actividad que hacer, ya que son personas muy activas. Les encantan la piscina, los parques… Además estos sitios son muy adecuados para integrarse en el pueblo y conocer a niños y niñas del pueblo.

Hay que acordarse de estar siempre alerta, ya que no ven el peligro y que en muchos casos no saben ni nadar ni andar en bicicleta.

Son muy valientes y no ven el peligro. Muchas veces, cuando vienen por primera vez, dicen que saben nadar y andar en bici. pero, ¡ojo! En muchos de los casos no suele ser verdad, y por seguridad es necesario estar presente en las piscinas y cuando andan en bicicleta. Les tendremos que enseñar a andar en bici y a nadar.

Sí, siempre y cuando sea dentro del Estado. Se deberá informar de estas salidas a la asociación o ayuntamiento responsable y dejar un número de teléfono de contacto.

De todos modos, hay que tener en cuenta que uno de los objetivos del programa es que las niñas y niños de los campamentos se hagan las revisiones médicas necesarias. Estas revisiones suelen realizarse en julio y una vez realizadas, y si la niña o el niño no precisan de más tratamientos, la familia podrá irse de vacaciones.

En casi todas las familias hay un teléfono con internet, por lo tanto tienen la posibilidad de comunicarse por WhatsApp. Recomendamos que cuando la niña o el niño llegue, cuanto antes hable con la familia para avisar de que ya está con nosotros y así tranquilizar a la familia saharaui.

Posteriormente es recomendable llamar una vez por semana o cada diez días. Hay que tener en cuenta que para la madre es la primera vez que su hija o hijo está lejos y querrá saber cómo está y qué es lo que hace. Lo ideal es fijar un día con ellos. También es recomendable fijar la hora, ya que el calor que hace en los campamentos hace que duerman durante casi todo el día y una vez comienza a refrescar «empieza la vida allí». «Viven» de noche y quizá quieran hablar con su hija o hijo a horas inadecuadas para nosotros. Por eso es recomendable fijar una hora.

No aceptéis todas sus peticiones, tienen que aprender a aceptar un NO.

Infórmales de los riesgos que hay aquí, que los coches andan más rápido, semáforos, escaleras, ascensores, enchufes…

Hay que controlarles las llamadas telefónicas, también las chucherías, el dinero de bolsillo… No conocen ni controlan el valor del tiempo y el dinero.

Tanto para los problemas de salud como para los de convivencia, siempre se deberá contactar, en primer lugar, con la asociación o ayuntamiento a través del que se esté participando en el programa. Según el problema que sea, la asociación o ayuntamiento contactará a su vez con la Delegación del Frente Polisario en Euskadi para encontrar la mejor solución al problema que haya surgido.

Hay que tener en cuenta que las autorizaciones para intervenciones médicas únicamente las puede aprobar la Delegación, no las familias de acogida ni tampoco las asociaciones o ayuntamientos que gestionan el programa.

Para cualquier pregunta o sugerencia no dudes en ponerte en contacto o pregunta en la Asociación o Ayuntamiento más cercano.